maximo tell

Filosofía barata no es la que carece de valor, sino la que no tiene costo

In AguaSuaves, Lastiri, Pasiones on 12 May, 2010 at 10:48 AM

Por Nelson Lastiri

El pasado 7 de mayo de 2010 me sentí como Gulliver.

Si en el mundo hay personas que no entienden de enredos discursivos, paradigmas teóricos, reflexiones sociológicas o discusiones ideológico-políticas,… esos son los niños. Peques, pininos, chicos, pibes. Ellos no andan con vueltas, gozan de una independencia intelectual casi absoluta.

En consecuencia, su formato nos encanta. Sus reglas de comportamiento, su estilo, la sencillez con la que se comunican. Pero claro, los que apilan apuntes y diplomas somos nosotros. Esos cuerpitos frágiles y esas mentes ‘analfabetas’ son una cátedra en persona. Miradas, sonrisas sin dientes, mocos, manos con tierra, gritos agudos y carcajadas que galopan agitadas. Pocas palabras y con claridad. Nos hacen sentir e interpretar una inmesidad, nos hacen soñar.

¿Qué tienen? ¿Dónde está el secreto?

No lo sé. Lo cierto es que ese día me tomaron por asalto, me amarraron, hicieron que me emocionara, que corriera, que saltara… también tuve que bailar, jugar. De paso, en el trabajo me habían encargado que registrara todo y lo publicara en Facebook. Iba y volvía. Capturar, correr, descargar, editar, exportar, trasformar,subir, publicar.

Cada vez que me sentaba frente a la computadora no sabía por donde empezar, tenía tantas emociones como archivos, tantas certezas como gigabytes de memoria. Tenía rostros, historias, detalles. Pero sobre todo, tenía una reflexión, tenía filosofía.

Filosofía barata, no porque carezca de valor, sino porque acceder a ella no nos cuesta nada. Es la filosofía de los niños, es la filosofía barata de la que escapamos aterrados, en la que todos coincidimos, en la que somos iguales, la que es directa, la que desnuda verdades sin términos confusos, la que nos ofrecen los pequeños sin pedirnos nada a cambio.

Ellos, licenciados en movilizar el alma, manejan sin saberlo el lenguaje de la neurolingüística. Son profundos, decididos, valientes, directos. Son creativos, graciosos y elocuentes. Persuasivos, talentosos e  incesantes. Su mente no tiene peajes, la nuestra se parece cada vez más a un pinball.


El pasado 7 de mayo de 2010 Radio Mitre de Córdoba (Argentina) organizó junto al Hospital de Niños de esa ciudad la «Maratón del Papel» en la que se recolectan miles de kilos que se convierten en antibióticos, antifebriles, leche, cospeles, juegos, lápices, hojas, y mucho más. Ese día tuve una lección con personitas doctoradas en no saber nada y hacerlo todo bien.

Si no soy capaz de alcanzar y conmover a un niño, todavía no aprendí a resumir, ponderar, redactar y difundir. Ellos tienen en sus genes la medida perfecta de lo que es justo y necesario, con una forma emotiva, movilizadora e inolvidable.
Este año fueron 150 toneladas, millones de sonrisas y una filosofía barata con la que yo me encariñé y creo que no seré peor profesional por aplicarla. Patch Adams me levanta el pulgar guiñando un ojo y sonriendo de lado. Mientras tanto suena «A city symphony» de Dario Marianelli, desde su minuto 1’56».

Y como si fuera la última Coca Cola en el desierto, yo salgo a ofrecer esta filosofía que no pretende nada a a cambio, inofensiva en su aparencia, revolucionaria en su aplicación.

+ Mirá más de lo que fue la Maratón del Papel de Radio Mitre 2010

+ Campaña del Papel – Hospital Infantil de la ciudad de Córdoba, Argentina

  1. sobre que extraño a mis 10 niños sobrinos, vengo a leer este texto hermoso! se me cae una lagrima! saludos y todos tenemos un niño adentro, no lo olviden!

  2. realmente excelente!!!!

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